Inmaculé es una
madre de familia togolesa, tiene 35 años y 3 hijos, es viuda ya que su marido
murió en 2010, al poco tiempo de nacer su último hijo y es ella la que tiene
que sacar la familia adelante.
Trabaja en varias
cosas para sacarse un poco de dinero cada día, va a lavar la ropa de alguna
familia, aquí lavamos a mano y hay
personas que piden que se les lave la ropa porque pueden pagar a
alguien, también va a vender carbón,
aquí también la mayoría de las casas cocinan con leña o carbón, hace de
todo lo que le sale.
Este tiempo aquí es la temporada del tomate y
hay mucha gente que va todo el día a ganar su salario, ésta mujer va 2 días a
la semana, el miércoles pasado fue con ella y otro grupo de personas para
conocer de cerca su trabajo en el campo y descubrí una vez más la fuerza de la
mujer africana.
Salimos de casa las 4 horas de la mañana, ella antes ya había dejado echa la comida a sus 3 hijos, llegamos al campo hacia las 6 y trabajamos hasta las 17 horas, pararon un rato a comer, había muchas mamas con los hijos en la espalda cogiendo tomates, yo hice lo que pude y estos días he tenido unas agujetas tremendas, al final de la jornada le pagaron 2000 francos CFA, son como 3 euros….y también le regalaron tomates, a mí me regalaron un cubo de tomates.
Estos días hemos celebrado la Jornada Mundial de la Mujer, la verdad que yo no soy para nada defensora de“ la mujer” pero aquí estoy verdaderamente impresionada del papel que hacen en la sociedad africana, en el trabajo, ya que cada una se busca la vida en el mercado, vendiendo comida echa o lo que sea para sacar algo de dinero, y ayudar a que sus hijos puedan escolarizarse y tener unos estudios, y por supuesto para poder comer cada día.
El hombre también
aporta pero desgraciadamente en esta sociedad hay todavía mucho machismo,
existe la poligamia y la mujer está muy desvalorizada, no siempre es así en
todas las familias y hay de todo pero en general aquí la mujer es una luchadora
inmensa, tienen muchos hijos y su vida es de poco valor, Inmaculé un día nos
hablaba que las misioneras le habían enseñado a valorarse como mujer, como
madre, que su vida era muy valiosa y se emocionaba, para ellas eso es novedoso.
Bueno en resumen,
me uno a todas las mujeres del mundo y en especial de mi pequeño pueblo togolés,
Dapaong, para seguir luchando por la igualdad, por vuestros derechos y para deciros que valéis muchísimo, gracias
por ser un testimonio vivo cada día cuando os saludo por la calle, me dais la
fuerza para seguir luchando.

Que fuerza inspira el amor, donde ves que tus hijos cuentan contigo y no los puedes abandonar, mirarlos te da la fuerza de seguir adelante, Gracias Maria por compartir la fuerza del amor.
ResponderEliminarGracias por todo María. Que se te pasen las agujetas. Me estoy acordando de cómo tenías los pies uno de los años de peregrinación a Luján. Un abrazo muy fuerte
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