Mi nombre es
Raphael WOGLO, es un placer para mí compartir con vosotros mi maravillosa
aventura con Dios.
Nací en una
familia cristiana, así que crecí en la rutina de la fe qué me enseñaron, recibí
mis sacramentos como lo más normal para mí, pero no tenía una experiencia de Dios.
Verdaderamente descubrí a Dios cuando tenía entre 17 y 18 años.
A esa edad buscaba conocer el plan de Dios para
mi vida con el fin de encontrar un camino seguro hacia mi futuro. Así que mis
oraciones y pensamientos se volvieron cada vez más personales, necesitaba
encontrar respuestas a lo que vivía. Había
en mí una sed muy grande de algo más,
así que eso me llevó a buscar
voluntariamente la participación en seminarios de formación, reuniones
religiosas. . .en las que solía participar simplemente para buscar respuestas a
mis inquietudes. En estos encuentros me di cuenta de que realmente no cuidaba mi vida, que en ese momento era bastante turbia,
cómo cada joven, buscaba la felicidad en mil cosas, salía mucho, bebía, malas compañías,
libertinaje….de todo.
Poco a poco fui descubriendo
que
mi vida es un regalo precioso y único que Dios me ha dado, y todo lo que El
esperaba de mí era que lo cuidara bien, ni siquiera por Su propio bien sino por
el mío y el de todos aquellos que me rodean.
Entonces decidí crear una mejor versión de mí mismo
y fue una profunda conversión, y el comienzo de una lucha personal para dejar
mi antigua vida. En ese momento tuve como único apoyo a Dios, intentaba cada día
rezar y un día gran día me ofreció un
gran y hermoso regalo, una comunidad de hermanos y hermanas que comparten la
misma visión que yo, VIVIR EL EVANGELIO, imitando los pasos de Cristo, esta comunidad
se llama “ Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios”.
Fue el comienzo de una maravillosa aventura que
continúa hoy, me siento en una familia y vivimos la fraternidad y he ido
descubriendo el gran amor que Dios tiene por mí especialmente y por cada vida y
quiero darlo a conocer a otros.
Participo de esta
comunidad y vivimos juntos momentos de oración, de compartir, retiros……. Hoy, a
los 23 años, puedo decir que mi vida ha cambiado y soy feliz.
Ojala que Dios
ayude a tantos jóvenes a descubrirlo, a conocer su infinito amor para vivir
siendo libres y disfrutar de esta maravillosa vida.


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