Mi nombre es Javier, tengo 23 años, soy de Valencia y trabajo de periodista. Los últimos dos veranos he vivido experiencias misioneras en Perú y este año decidí que era el momento de viajar a África. Acompañado de otros 4 compañeros el pasado 23 de julio llegamos a Lomé, Togo, para compartir todo un mes con las hermanas de la comunidad “Servidoras del evangelio de la misericordia”.
A pesar de que apenas llevamos aquí una semana, están siendo unos días muy intensos. Las hermanas de Lomé nos han mostrado la misión que realizan en orfanatos, barrios del extrarradio y grupos de jóvenes.
Cuando preparaba este viaje, imaginaba que todo aquí sería muy distinto. Sin embargo, las diferencias son tan grandes que hasta que no se pisa esta tierra, hasta que su humedad no impregna la piel, hasta que no se siente su aroma; es imposible darse cuenta de lo alejados que vivimos de esta realidad.
Durante esta semana he podido ver el rostro de Dios en los niños con los que hemos compartido juegos. A pesar de las duras historias que visten sus cuerpos, sonríen de la forma más sincera y dulce que nunca he visto. Sus ojos hablan de esperanza y cariño en medio de un campo de batalla. Sus manos están empapadas de sencillez y, en cada caricia, se sumergen en un mar de verdad, una verdad que, en nuestra sociedad, es muy difícil de encontrar. Sin duda alguna, estos niños son la personificación del evangelio.
Aunque experiementar todo esto es increíble, también es duro porque no se puede acallar la consciencia cuando ya se ha adquirido consciencia. Ahora sé que el Señor no es un dios lejano, sino que lleva nuestro nombre tatuado en la palma de su mano y sufre con y por nosotros.
No sé cómo serán las próximas semanas aquí, pero estoy seguro de que esto solo acaba de empezar y es que, una vez más, el Señor me enseña que ser feliz es más sencillo de lo que creemos.
Gracias Javi por dejarte tocar...que Dios siga obrando, rezamos por vosotros desde Corea
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ResponderEliminarGracias Javier por tu testimonio. Me encanta que descubras en lo sencillo de cada dia en Lomé al «Dios con nosotros». Con cada hombre y mujer de este mundo.
ResponderEliminarGracias Maria por compartirlo.
Sin duda alguna estas experiencias te cambian la vida. Gracias por estar ahi! Rezo por vosotros desde Colonia...
ResponderEliminarQue bueno es saber de la experiencia que van teniendo! Que Dios les siga regalando mucjas bendiciones! Nosotros desde Argentina rezamos por ustedes!
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