Ayer, vino Luc a casa, para ir juntos a buscar a una chica
que yo no sabía exactamente dónde vivía, así que me acompañó, cuando pasamos
por delante de una casa que nos conocen, un chico me dijo “ma soeur”, así nos
dicen aquí….hermana! tenga cuidado ese niño es un pequeño ladrón, un bandido, la cara de
Luc se transformó y yo respondí, no te preocupes es mi amigo y es un buen
chico.
La historia de Luc es como la de muchos niños aquí. Un día
yendo a la biblioteca donde trabajamos me lo encontré, estaba sucio y triste,
me pidió dinero y yo le invite a venir conmigo pues ese día había partido de fútbol
con los chicos y así lo hizo, disfrutó
de jugar.
Al día siguiente a la 8 de la mañana estaba allí de nuevo,
era sábado y abríamos la biblioteca por la mañana, ese día hablamos y me contó
un poco su vida.
Tengo 13 años y vivo en la calle, mi madre tiene otro
marido y el no me quiere con ellos y mi padre esta con otra mujer que me pega, así que me
fui de casa y estoy en la calle, pido para comer pero yo quisiera un hogar,
puedo ir a vivir contigo me preguntaba, el corazón se me estremecía.
Unos días después vino con su pandilla de amigos de la calle,
me los presentó y todos con historias parecidas. Pero Luc era un poco diferente,
los otros llevaban meses e incluso años en la calle y Luc solamente 2 meses, así que su corazón
todavía no estaba muy maleado, porque el mundo de la calle es así aunque no lo
quieras.
Como he estado fuera en Lome estudiando francés, a mi
vuelta un día llaman a la puerta y era él, venía limpio y me dijo, hermana una
familia que son algo parientes me ha acogido y estaba feliz, me dijo que quiere
seguir estudiando, no me lo podía creer, era la mejor noticia de este tiempo.
Un día fui con las misioneras a ver su casa, la mujer muy
sencilla nos dijo que quería ayudarle, que para comer repartirían lo que tienen
con uno más.
Solo espero que Luc se pueda volver a adaptar a una vida “normal”
porque ha vivido muchas cosas y no es fácil.
Pero por favor no juzguemos a nadie, Luc no es un ladrón,
es simplemente un niño que tenía hambre porque no tenía una familia y hacia lo posible
por sobrevivir.
Qué historia tan bonita! Menos mal que su familia le han acogido. Qué corazones más grandes
ResponderEliminarPues si....
EliminarQué bonita tu vida, maría... Creo que no hay nada más grande que compartir las alegrías, las penas, las fatigas y logros de los sencillos. No hay nada que nos una más que nuestras luchas compartidas. Si me invitas, cuando pueda, me apunto. Gracias por compartirnos tu vida, maría. Muack
ResponderEliminarUn besazo
EliminarMuchas gracias María por tu testimonio.
ResponderEliminarA ti por leerlo
EliminarEs cierto, también aquí, en el primer mundo juzgamos a las personas muy a la ligera, sin tener en cuenta que cada persona puede tener una historia tras de sí que le haya llevado a cometer errores, pero en toda circunstancia puede aflorar el espíritu de la conversión que Dios siempre está dispuesto a darnos, si hay alguien que nos anima en los monentos difíciles, en vez de juzgarnos. Una historia preciosa.
ResponderEliminarGracias,un abrazo
ResponderEliminarPrecioso testimonio. Cuántos niños sufren esa soledad y desarraigo, pero lo bueno es que hay familias acogedoras y solidarias. Gracias María. Un abrazo grande
ResponderEliminargracias a ti
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